lunes, 14 de julio de 2008

La mujer habitada - Gioconda Belli

Recogido por TERRANOVA:

La imagen pertenece al Códice Borgia, lám. 56, [Mictlantecuhtli y Quetzalcóatl] por estos días el códice se encuentra en la Biblioteca Apostólica de la Santa Sede.

"Hoy vino un hombre. Entró con la mujer. Parecían presos de filtros amorosos.

Se amaron desaforadamente cual si se hubiesen contenido mucho tiempo.

Fue como volver a vivirlo. Vivir otra vez la hoguera de Yarince

atravesándome el recuerdo, las ramas, las hojas, la carne tierna de las naranjas.

Se midieron como guerreros antes del combate.

Después entre los dos no medió nada más que la piel.

La piel de ella crecía manos para abrazar el cuerpo del hombre; se contraía su vientre cual si quisiera anidarlo, atraerlo hacia adentro, hacerlo nadar en su interior para volver a darlo a luz.

Se amaron como nos amábamos Yarince y yo, cuando él regresaba de largas exploraciones de muchas lunas.

Una y otra vez hasta quedar agotados, extendidos, quietos en aquel mullido petate.

Él emana vibraciones fuertes. Lo rodea un halo de cosas ocultas.

Es alto y blanco como los españoles.

Ahora sé, sin embargo, que ni ella, ni él lo son.

Me pregunto qué raza será ésta, mezcla de invasores y nahuas.
¿Serán quizás hijos de las mujeres de nuestras tribus arrastradas a las prosmicuidad y a la servidumbre?

¿Serán hijos del terror de las violaciones, de la lujuria inagotable de los conquistadores?

¿A quién pertenecerán sus corazones, el aliento de su pechos?
Sólo sé que aman como animales sanos, sin cotonas, ni inhibiciones.

Así amaba nuestra gente antes que el dios extraño de los españoles prohibiera los placeres del amor".


Libro: La mujer habitada, 1988. Editorial Vanguardia, Managua.

Gioconda Belli

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